Las declaraciones del papa Francisco, condenando al régimen Ortega Murillo al que calificó como “dictadura hitleriana”, y solidarizándose con el “testimonio” de monseñor Rolando Álvarez, preso político de la dictadura, han sido celebradas por representantes del clero nicaragüense en el exilio.
“Es un respaldo muy grande hacia la Iglesia”, dice el padre Erick Díaz, de la parroquia de Tuma La Dalia, exiliado en Chicago, Estados Unidos, mientras que el sacerdote de Sébaco, Matagalpa, Uriel Vallejos, exiliado en España, lo destaca como “un campanazo” para visibilizar ante todo el mundo la realidad nicaragüense desde la Santa Sede.
Los sacerdotes Vallejos y Díaz, pertenecen a la diócesis de Matagalpa que respalda de forma beligerante a su obispo monseñor Rolando Álvarez, mientras la Conferencia Episcopal de la Iglesia católica, guarda silencio por temor a la represión.
El régimen Ortega Murillo “le tiene miedo, pánico, a la Iglesia y a que el pueblo manifieste su fe en las procesiones”, afirma el padre Vallejos en esta entrevista, al comentar por qué han prohibido los Viacrucis, y vaticina que la gente acudirá masivamente a los templos. Mientras que el padre Díaz llama a los funcionarios públicos católicos que apoyan al régimen, “a cuestionarse, por tantas muertes, tanta represión, tanta cárcel, tanta familia desintegrada que ha salido del país, y que ellos sigan diciendo ‘no pasa nada’. Esa es una fe dormida, o es una fe que que debe cuestionarse, ¿de qué lado estoy, en este momento de la historia?”
Este jueves se cumplió un mes desde que monseñor Rolando Álvarez fue encerrado en una celda de máxima seguridad en la cárcel La Modelo, tenía ya varios meses de estar preso político, ¿saben en qué condición se encuentra el obispo en la cárcel, lo han visitado a sus familiares o autoridades eclesiásticas?
Padre Uriel: Hasta el momento no sabemos nada. Creo que ni la familia ni la Iglesia, el régimen no ha permitido la accesibilidad de hacerle visita, ni de llevarle cosas personales para él.
Padre Erick: No tenemos ninguna información más que la que dijo el dictador, que lo habían llevado a La Modelo. Desde ese día, la familia se ha movilizado para llevarle el alimento y no han podido tener acceso.
La preocupación es generalizada; de la feligresía, de los sacerdotes, de la Iglesia, sumamente preocupados porque no sabemos la condición en que el obispo está, no sabemos si lo están torturando, lógicamente que del momento que lo metieron a una celda de máxima seguridad, está sufriendo porque ya sabemos lo que dicen los presos políticos.
No tiene luz, todo es oscuro, hasta podés perder la noción del tiempo. Seguimos demandando su liberación, porque él no es un delincuente y lo están tratando peor que un criminal; es un hombre de Dios y necesitamos saber dónde está y cómo está.
¿Cómo han impactado en el clero nicaragüense y en los feligreses, las declaraciones que brindó esta semana el Papa Francisco sobre monseñor Álvarez? El papa dijo: tenemos un obispo preso, él es un hombre serio y correcto, y él está dando un testimonio porque se rehusó al exilio.
Padre Erick: Testimonio significa ser testigo de algo y monseñor Rolando, en varias ocasiones, dijo: “el cristiano se puede doblar como la varilla de hierro, pero no se puede quebrar”. Eso se lo dijo a los jóvenes en Sébaco, Matagalpa, y creo que monseñor Rolando es un hombre consecuente, que lo que él dice lo hace, no solamente lo pronuncia sino que lo cumple; y si él está dando testimonio es porque está abrazando la cruz, está queriendo ser un testigo de Dios en esta situación difícil.
Respecto a lo que dijo el papa Francisco, yo creo que el papa o la Iglesia siempre es prudente y siempre busca el diálogo, y la Iglesia ha estado buscando la manera de solucionar esta situación, pero ya sabemos que como dijo el papa Francisco, de una manera coloquial, con el término guaranga, guarango, que los guarango no entienden de diálogo, no entienden de comunicación y se han cerrado en que ellos son dueños de la verdad. Lo que el papa ha dicho es algo muy alentador, el está muy bien informado, y creo que es un respaldo muy grande hacia la Iglesia; es lo que piensa y estamos orando y agradecidos con el santo padre por estar cerca de Nicaragua.
¿Este gesto de solidaridad del papa puede incidir en la campaña nacional y mundial que está demandando la liberación de monseñor Rolando Álvarez?
Padre Uriel: Incide muchísimo porque ha tenido un impacto internacional el testimonio que está dando monseñor Rolando, tanto para la Iglesia como para la sociedad, específicamente Nicaragua, y otros países a nivel internacional. A nivel de clero, me refiero a todo, obispos, sacerdotes, esto es un campanazo, para dar un aviso que el sumo pontífice está diciendo las cosas. Hay que verlas desde la óptica de una visión arraigada en la justicia, la verdad, la democracia, porque los derechos humanos todos tenemos que anhelar.
Y la forma con que se está tratando a los presos políticos y, específicamente, a un consagrado, a un obispo, un líder religioso, y que nos lo diga el santo padre las actitudes del régimen hacia la Iglesia, hacia la sociedad; nos está avisando a todos como laicos, sacerdotes, que tenemos que responder siempre con la verdad, en medio de tantas realidades dolorosas en que estamos viviendo.
El papa también calificó al régimen de Nicaragua como una dictadura hitleriana y comunista, que está persiguiendo a la Iglesia católica, una dictadura grosera, ¿cómo puede impactar este espaldarazo del papa en la Iglesia nicaragüense? Alguna gente espera que después de este pronunciamiento se rompa el silencio de la Conferencia Episcopal, otros dicen que va a prevalecer el temor, porque en Nicaragua también la Iglesia está sometida a esta cárcel,
Padre Erick: Lo que el papa ha dicho es bastante fuerte, porque al papa lo escuchan todas las Conferencias, todos los cristianos, todos los sacerdotes del mundo. Es una visibilización de la realidad cruda que vive el país.
En cuanto a la Iglesia de Nicaragua, creo que va a continuar en el silencio, porque la represión es brutal, cualquier persona que diga algo, al rato ya está la Policía ahí rodeando, amenazando, asediando.
Creo que la Iglesia siempre va a seguir optando por el silencio, por la oración, pero los que estamos afuera seguimos pendiente y seguimos firmes demandando la liberación del obispo y seguimos orando.
Con respecto a lo que el papa dijo de la dictadura, que venía a la mente de él la dictadura del 17 o de los años 30, que fueron dictaduras crueles, no tenían reparo en matar a las personas, hoy lo vemos igual; por eso el papa con mucho respeto dijo: “creo que los que dirigen este pueblo están desequilibrados”. El pueblo de Nicaragua ya lo sabe, estamos con personas que no tienen ningún raciocinio, porque ellos están embriagados de poder y venganza; entonces, ellos se están vengando del pueblo sufrido de Nicaragua y de todo aquel que levante su voz.
El hecho de que el Papa haya condenado de esa manera rotunda, categórica, al régimen de Ortega, también sugiere que al menos, por este momento, no existe ningún diálogo en marcha, ¿considera usted que la presión internacional puede ser ahora más efectiva?
Padre Uriel: Ya tenemos el estudio a nivel internacional de las realidades de muerte, y es para que la comunidad internacional no se quede callada, ni los países, como lo están haciendo ahora sucesivamente con pronunciamientos. No solo es quedarse en papel, sino en las acciones, porque el régimen acá, lo que él pelea es su dinero; hay que buscar la manera para incidir. Tanto para la Iglesia a nivel universal, para creyentes y no creyentes, visibilizar la realidad de Nicaragua desde la Santa Sede, la persona del santo padre nos está dando un aviso fuertísimo al mundo, para que todo el mundo ponga sus ojos en Nicaragua, para poder ayudar a salir de esta crisis profunda que estamos.
¿Cómo se lleva a cabo la relación de los sacerdotes con la feligresía, en sus distintas parroquias, que están sometidas a persecución?, ¿Qué dice la gente, por ejemplo, en las parroquias que ustedes administraban y que seguramente tienen contacto con los sacerdotes y con los feligreses?
Padre Erick: La gente, desde el momento que ha venido sucediendo todo esto, tiene mucho temor, mucho miedo, vivimos en un país en un terror de Estado. La gente lo único que está haciendo es orando, porque eso no se lo pueden quitar, la gente puede orar en su cuarto, puede orar en su sala, puede orar en el camino. La gente no ha dejado de orar, la gente sigue orando, pero sí hay mucho temor, hay mucho miedo de parte de la feligresía, y también de parte de los sacerdotes, pues han continuado con su misión dentro de la prudencia, acompañando al pueblo de Nicaragua en las diferentes áreas pastorales.
¿A qué atribuye usted que el régimen ya prohibió totalmente las procesiones, los Viacrucis?
Padre Uriel: Él le tiene miedo, le tiene pánico a la Iglesia porque, recordemos, la Iglesia siempre vive su expresión de fe en este binomio fe-pueblo, pueblo-fe; entonces al salir a la calle, el pueblo con las procesiones, tiene pánico de que el pueblo pueda visibilizar la realidad del régimen en las procesiones, es por eso donde él teme a que la Iglesia manifieste su fe en las procesiones y por eso ha hecho todo lo que está haciendo para reprimir, desde este ámbito de las procesiones. Pero el pueblo es muy sabio, la gente sabe que si hay un espacio va a buscar cómo manifestarse y lo hará a través de la asistencia masiva, me atrevo a decir, a los templos en estos días santos.
Entre ese pueblo católico hay personas que también son partidarios del Gobierno o son funcionarios públicos, otros son personas que están en esa cadena de ejecución de algunas de estas órdenes del régimen, ¿la Iglesia tiene una posición, un mensaje en relación a esa otra parte del pueblo católico?
Padre Erick: La Iglesia siempre ha sido madre, ha sido maestra, y el fin de la Iglesia es salvar almas para el Señor; y en este sentido, la gente que está del lado, sirviendo, ya sea porque necesita ese salario para sobrevivir, o porque necesita llevar su vida adelante, pues no le queda de otra, hay muchas personas que tienen que trabajar en las instituciones y también llevan su fe en el corazón, o sea, están sufriendo por dentro, no lo manifiestan, pero son muchas las personas que nosotros escuchamos como sacerdotes que están sufriendo. Llevan ese dolor de ver un obispo preso, de ver la persecución desencarnada contra la Iglesia, y ellos ser parte de esa fe; entonces ellos también son víctimas.
Y el mensaje de la Iglesia para ellos es un mensaje de esperanza, de amor, y que Dios siempre tiene la última palabra. Pero el llamado para aquellas personas que sí son también de la fe, pero que todavía están con el régimen, es cuestionarse, porque no podemos ver tantas muertes, tanta represión, tanta cárcel, tanta familia desintegrada que ha salido del país, tantas situaciones difíciles, y que ellos sigan diciendo –no pasa nada. Esa es una fe dormida, o es una fe que que no puede continuar así, hay que cuestionarse, ¿qué está pasando? y ¿de qué lado estoy, en este momento de la historia?
Ustedes dos han sido despojados de su nacionalidad nicaragüense, junto con otros 315 ciudadanos, contra usted padre incluso han girado una orden de detención aparentemente a través de la Interpol ¿por qué lo persiguen?.
Padre Uriel: El régimen me persigue debido a que yo estaba en la ciudad de Sébaco, y fue uno de los que expuse mi vida en medio de las balas, en los momentos cruciales, el 14 de mayo de 2018, y él sabe perfectamente bien que tengo conocimiento de estas realidades dolorosas, de asesinatos. Hay un historial que acompaña mi vida, mi historia ministerial debido a que nunca me he rendido para pedirle cacao, siempre lo he denunciado. Por ejemplo, cuando estuve en Cáritas, los robos, de retener los contenedores y las ayudas humanitarias, y hay muchos momentos, que yo sabía que él me venía siguiendo. Entonces al denunciar las injusticias sociales, que comenten algunos miembros del partido sandinista, pues que hoy son asesinos, entonces él tenía mucho pánico, de que mi persona estuviese ahí en esta ciudad, y por lo tanto, por eso hasta más de 600 policías llegó a sacarme de la ciudad a medianoche, por una forma de cobardía que tiene.
La voz profética siempre tiene que ser latente, vigente en donde hay dolor, y lo que más les duele a ellos es que señalemos el pecado, señalemos las injusticias, los abusos de poder que hay en diferentes municipios, y sabemos que los sacerdotes somos pastores, somos personas consagradas, que estamos inmersos en la realidad del pueblo, vivimos y acompañamos al pueblo, no damos órdenes para mandar, sino que acompañamos iluminando la realidad desde el Evangelio y esto no lo comprende el régimen.
Usted también fue despojado de su nacionalidad nicaragüense, ¿cómo vive este momento de destierro usted está en Estados Unidos?
Padre Erick: Igual que los más de 300 nicaragüenses que se nos ha quitado la ciudadanía, sigo diciendo soy más nicaragüense que nunca, porque no te pueden arrancar de tu corazón, de tu sangre, de tu vida, no te pueden arrancar ese sentimiento, o esa historia, donde naciste, toda la historia donde me formé para ser sacerdote, yo sigo siendo nicaragüense, así que yo solo digo: más pronto que tarde, el régimen va a caer, y todos los desterrados, todos los que nos han quitado la ciudadanía, vamos a recobrar nuevamente nuestra tierra, nuestra patria. Así que aunque estemos largo, el sentimiento de amor, el sentimiento de cariño por esta patria hermosa que el Señor nos ha regalado, sigue siendo ese sueño de regresar.